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miércoles, 17 de abril de 2013

¡Cabello natural!¡Qué horror!


¡Cabello natural!¡Qué horror!


Muy a menudo, sobre todo las féminas, admiramos ese cabello brillante, natural, sano y hermoso de los niñ@s o esas melenas impresionantes que lucen algunos nativ@s de comunidades indígenas.

Es curioso como esta cabellera no es mostrada como ejemplo en las propagandas de los diversos productos capilares (champús, tintes, suavizantes...).
Evidentemente, no interesa mostrar la magnificencia de un cabello que no necesita nada para estar así de magnífico (nada más que su Naturaleza misma). En las propagandas nos muestran melenas recién pintadas, recién cortadas y recién tratadas... ¿cuál es el mérito?

Nos apresuramos en conseguir esos efectos pintando nuestro cabello y nos encanta ver nuestro pelo brillante... pero ¿es, a caso, el pelo lo que brilla? Cuando pintamos una pared ¿es la pared la que brilla? … me temo que lo que brilla es la pintura, el tinte, pero no el pelo, ni la pared.

Nuestro cabello permanece preso debajo de la pintura. Apagado, escondido y castigado. Cuánto más lo pintamos, más necesidad tiene de ser pintado porque, obviamente, más lo estropeamos... y nos resulta cada vez más un horror la idea de mostrarlo tal cual.

Andamos pendientes de nuestro “look” aplicando nuestra creatividad en “esconder”, en lugar de potenciar nuestra propia sana naturaleza que, por definición, será bella ...pero, claro, ésto último no resultaría tan rentable para según qué Industria. La propaganda ya se encargará de hacer “natural” aquello que servirá para esconder “tu naturaleza” a favor de sus bolsillos. ¿Qué más da? El resultado será magnífico y lucirás una melena de escándalo capaz de deslumbrar cual espejo al sol...“¡Qué sano e impecable!”... bueno, lo impecable es la “pintura recién puesta”... el cabello... habría que verlo!

En fin, es muy fácil mediante la propaganda conseguir connotaciones negativas respecto a “lo natural”. En general, pasa en todos los ámbitos porque “lo natural” no es rentable, lo natural te lo da la Naturaleza y eso... no interesa.

En el caso que nos ocupa, siempre nos mostrarán melenas naturales cual estropajos de WC o melenas canosas que impliquen dejadez, depresión, fealdad, enfermedad... y es algo que “se graba” en el subconsciente más de lo que nos pensamos.

Por mi experiencia, cuando decidí dejar mis canas lucir altivas y dignas no fue, digamos, aceptado a la primera... y digo “a la primera” porque me fue preciso demostrar, con el paso del tiempo, los efectos beneficiosos de otra manera de ver y vivir la vida. Re-inventarse es algo que todo el mundo pregona y muy pocos consiguen...nos re-inventa el Mercado, atreverse a pensar fuera de él no es nada fácil...es casi como pretender pensar fuera del “Mundo”.

La atención a mi propio cuerpo es la atención a mí misma, de una forma integral y holística. No hay distancia alguna entre mi cuerpo y yo. No hay partes, sólo yo. Una singularidad.  La salud espiritual (que también será física, incluso aunque lidiemos con alguna enfermedad) es la que proporciona armonía, que es belleza. Mi atención no va, pues, dirigida a mi cabello, va dirigida a dejarme mimar por la Naturaleza tal como yo la mimo a ella cuando la admiro, cuando la respeto, cuando me dejo susurrar por ella. Eso hago cuando lavo mi cabello con mi propio champú casero de hierbas... no lo cuido, me cuido.

No estoy pendiente de mi cabello, ni de sus puntas, ni de sus canas, ni de mis arrugas, ni de mi piel... estoy alerta de mí misma en todo lo que me rodea. Lo cual no significa dejadez, ni desinterés, ni falta de creatividad respecto a mi apariencia... muy al contrario, la percepción de mí misma se vuelve clara y precisa, así como las carencias y las necesidades. La apariencia se vuelve plena y con sentido como todo a mi alrededor. La apariencia ya no está hueca.

Un día te miras al espejo y el reflejo te devuelve algo inesperado... a riesgo de parecer un eslógan barato... nunca has estado mejor... 

Dejar de estar tan pendientes de nuestra apariencia no es pregonar la dejadez o condenar una posible sana coquetería, es, tan sólo, no hacerla un fin.  Cuando te olvidas del “performance”.. empieza la revolución. Distraernos en la inminente raíz que precisará de nuevo (y de nuevo y de nuevo y de nuevo...) la imperante y precisa mano de pintura. Distraernos en la próxima punta abierta o en la próxima cana. Distraernos en la próxima arruga. Distraernos en la próxima mancha... ¿Cuánto dejamos de ver al distraernos tanto en la belleza de Mercado? Nos vemos bellos si coincidimos con ella pagando el precio de nuestra propia belleza que ni siquiera podemos ver, por distraídos.

Nuestra apariencia va más allá de nuestra continua atención y manipulación sobre ella... es un reflejo de nuestro ser. Es un reflejo de todo lo que hacemos o dejamos de hacer, es un reflejo de nuestro intercambio con el exterior, nuestras experiencias, emociones y pensamientos , de nuestras batallas y descansos, de lo que respiramos y no respiramos, de lo que vibramos, de lo que comemos y no comemos, de lo que bebemos y no bebemos. Nuestra apariencia es el reflejo de continuas transformaciones y de la Salud que mantengamos en ellas. ¿Qué es cuidarse entonces? ¿a qué debemos atender si queremos incidir en nuestra apariencia? ... ¿pretendemos arreglarlo con unas eternas manos de pintura?...y ¿soy yo la dejada? Quizá no sea tanto querer incidir en nuestra apariencia, cuanto hacer de ella nuestro propio Ser o hacer de nuestro Ser la apariencia. No es lo mismo vivir para aparentar que vivir la percepción de tí mismo en el reflejo del Mundo... ese es el reto creativo.

¿Te atreves a hacer tu propio champú? Un champú casero de hierbas puede proporcionarte todo lo que precisa la belleza de tu pelo.
En mi caso, por las tonalidades de mi cabello (como se ve en las fotos) me sirvo de una infusión de Romero, de la Salvia, de Té negro y de Cola de caballo en unos dos litros de agua. Estas hierbas, además de tener propiedades fabulosas para el cabello (y cuero cabelludo), favorecen y potencian las tonalidades oscuras y cobrizas propias ya de mi cabello. No esconden las canas pero las cuida aportándoles brillo y reflejo.

Una vez tengo la infusión, colándolo muy bien con ayuda de un paño para evitar restos que después podrían quedar en el pelo, añado la esencia de una penca de Aloe Vera (del mismo modo que al hacer la Crema hidrante casera). El poder re-generativo celular de la Aloe va a favorecer la salud del pelo al máximo, sobretodo en las puntas. Lo fortalece y evita que se quiebre o se abra. Ideal si nos gusta el cabello largo o no queremos estar tan pendientes de “podarlo” continuamente... (¡qué fijación hoy día!).

Sanear el pelo no es cortarlo, es estar sano. Tener un pelo sano no significa tener un pelo podado a cada instante... sin embargo, aquí tenemos un claro ejemplo de cómo nuestra forma de vida implica un pelo in-sano y el hecho de eliminarlo (podarlo) es lo que entendemos por sanearlo, ya que se elimina la parte del pelo que adquiere más tiempo (más experiencia), es decir, su longitud. Con el paso del tiempo y nuestras prácticas irracionales y artificiales de “cuido”, añadido a la contaminación de los elementos y nuestra forma de vida que nos agrede, pelo largo es igual a pelo enfermo. Es curioso como en nuestro sistema, cuidarse el pelo es enfermarlo tintándolo y aplicándole toda clase de productos químicos que te quieran vender, para después andar cortándolo continuamente a causa de esta misma agresión. Paradógicamente, a eso lo llamamos higiene y cuidarse. Si no participas de semejantes prácticas estándards, te conviertes en el estádard de la "dejadez".

Una vez tenemos la infusión con el aloe, añado un cuarto de jabón líquido neutro y natural (para poder aplicar con espuma), un pelín de lisolicitina de soja para emulsionar y una proporción de goma Xantana para espesar. Pasamos por la batidora y ya lo tienes.  Si dispones de Saponaria, incluso puedes ahorrarte añadir la parte de jabón líquido para poder obtener un champú 100% vegetal (el inconveniente es la carencia de espuma que a día de hoy no he podido resolver...¿alguna sugerencia?).


Si untamos en el cabello húmedo después del lavado algo de nuestra crema casera, incidiendo en las puntas e, incluso, un pelín de aceite de jojoba... en fin, el resultado es magnífico. Ningún tinte o técnica podrá jamás igualar la cantidad de matices que revela un cabello sano y natural. No es un pelo de anuncio, ni pretende espectacularidad, sin embargo, yo puedo decir que lo que brilla es mi cabello... no es más que el reflejo de mi Salud.

Podemos disfrutar de un cabello sano, cuidado y brillante dentro de una natural belleza. La belleza, claro está, de un cabello canoso y con sus años, como es este mi caso... pero, ¿por qué carajo debería pretender otra cosa?

jueves, 11 de abril de 2013

Cáncer


Cáncer 
Tuve ocasión de asistir al Eco-forum que se celebró en mi ciudad a finales del año pasado y tuve la oportunidad de escuchar la ponencia de Josep Mª Mallarach (consultor ambiental y miembro de la Comisión Mundial de Àreas Protegidas, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)). Su plática iba encaminada a dar unas pinceladas de diagnosis sobre la situación verde en nuestra urbe y alrededores. Sirviéndose de parámetros y terminología actualizada, mencionó una palabra que resonó en lo más profundo de mi ser y, debo confesar, que no pude evitar pensar “ves, si ya lo decía yo” (desde la primera vez, no hace tanto, que tuve ocasión de volar en avión y ver nuestras ciudades y pueblos desde las nubes).

Al referirse a la fragmentación de los espacios naturales por el Hombre urbano (desde una perspectiva general y a nivel mundial) especificó sus efectos en el medio ambiente, expresándolo a modo de analogía, con el término: “Cáncer”.

Un elemento del conjunto que se desintegra de él (un conjunto que es un fin de fines) haciendo de todo fin a su alcance medios para sí, se excluye de su sistema natural de regulación y equilibrio para explotarlo, absorberlo, exprimirlo, comérselo, invadirlo y lo que pueda imaginar.

Esta "Libertad", esta "exclusión" (desde que somos agricultores y ganaderos) de la contingencia de las variables naturales que van en función de la necesidad del equilibrio natural, nos ha dado la posibilidad de favorecer nuestra necesidad cultural en detrimento de cualquier otra. Un lista de necesidades que hemos ido alargando, gracias a nuestra capacidad creativa, hasta límites absurdos. Y así, hemos salido (nos hemos liberado) de esta necesidad severa del Orden natural, para convertirnos en auténticos siervos de la necesidad de "crear necesidades". Es curioso cómo, en vez de aprender a gestionar esta nuestra libertad, hemos acabado siendo esclavos absolutos de nosotros mismos y de nuestros Sistemas. Y, mientras, aún podemos escuchar el eco de aquellas consignas revolucionarias, entusiastas y orgullosas, de aquellos valientes humanistas renacentistas que, aún a riesgo de su propia vida, desafiaron la Voluntad implacable de la Divina Providencia y se atrevieron a gritar y enaltecer esta condición indeterminada del Hombre. Esta libertad nuestra.

Condición que le hacía extraordinario e ilimitado. Condición que hacía posible que pudiera decidir hacer de sí mismo aquello que su imaginación y voluntad deseara ... pues bien ... así hemos decidido. Es cierto que el límite de la imaginación y la Libertad no entiende de paradojas ... nos quedaremos, pues, perplejos ante semejante triste patetismo.

Desde esta perspectiva de exclusión (de libertad), te das cuenta que no hemos sabido (ni sabemos) cómo intervenir respecto a este orden natural. No sabemos cómo podríamos hacernos un lugar dentro de él. Es decir, o bien deberíamos estar "dentro-integrados", o bien del todo fuera para no romper un equilibrio que supera nuestra sabiduría.

Probablemente, lo que deberemos acabar haciendo es adquirir esa sabiduría que nos haga "Maestros" de verdad.

Volver atrás y tener una Cultura del todo integrada en el orden natural (nomadismo y recolección) es del todo imposible. Somos una Especie fuera de control y masificada, hace tiempo ya pasamos el punto de no retorno y sería ya imposible para la Tierra poder re-absorbernos dentro de su Orden. Significaría, también, en gran medida, renunciar a nuestro potencial de capacidad creativa (y ¿cómo evitar que una semilla llegue a ser un gran roble?).

El problema no está en nuestro Poder creativo, sino en cómo lo usamos, en nuestra actitud ante esta Fuerza.

El problema no está en nuestra capacidad y potencial para hacer crecer una zanahoria donde no habría nunca crecido o para llegar a clonar la vida misma o manipular los genes o manipular la energía nuclear (¿imaginamos a un niño pequeño haciendo una crema flameada?). El poder científico no es el problema, forma parte de nosotros mismos y tal como crece un árbol, nosotros no podemos dejar de crear/destruir o descubrir.

El problema es que hemos desvinculado totalmente esta capacidad, esta Fuerza, de la sabiduría. Hemos hecho Ciencia y Cultura de manera fragmentaria y bajo intereses particulares ajenos, incluso, a nosotros mismos.

Esto queda en evidencia, por ejemplo, en nuestra medicina. Muchos antibióticos y fármacos curan ciertas infecciones pudiendo dañar, sin embargo, otros sistemas del organismo. Esto ocurre porque son fruto de investigaciones fragmentarias (en el espacio y también en el tiempo). Desde la modernidad del método científico, extirpamos muestras, las aislamos en laboratorio y enfocamos aquí todas las preguntas y todas las respuestas ...¿cómo son, sin embargo, de ajustadas o coherentes si en la Existencia no se dan sistemas aislados?

Encontramos, pues, una medicina sin sabiduría que más que curar, propiamente dicho, favorece la enfermedad crónica. Es verdad que salva vidas y evita que nos muramos de una "bronquitis" (por poner un ejemplo), pero la necesidad de esta intervención es cada vez más frecuente y hace que nuestros cuerpos ya no respondan por sí mismos y dependan de un suministro externo-químico casi continuo y permanente.

Más que alargar la vida, pues, alargan la enfermedad para que no llegue a su consecuencia mortal (esto no es curar) y nos acostumbramos a seguir tratamientos medicinales crónicos físicos o psíquicos de manera normalizada y cada vez a más corta edad.

Hoy día el mal llamado sistema de Salud se asienta sobre la premisa de la enfermedad por defecto. Se asienta en la premisa de organismos inapropiados e inadaptados. De ahí el temor constante a la enfermedad, de ahí los programas absolutamente desmesurados (desde mi opinión) de prevención, revisión y vacunación. En nuestro desarrollo debemos ir al médico por defecto, delegando todo conocimiento y toda responsabilidad de nuestra propia salud y cuerpo. Debemos ir al médico para comprobar y forzar algo que, de hecho, debería ser lo natural... estar sano. Sin embargo, no es, quizás, reprochable que un sistema de salud se preocupe tanto por nosotros. Visto desde la inocencia y la ingenuidad resulta hasta encomiable y entrañable ... lo realmente grave es que los cuentos de hadas siempre esconden brujas...

Hoy en día vamos a buscar el pan y vamos a la farmacia con la misma asiduidad lo que favorece una Industria que, seamos realistas, no tiene como fin la salud de los Humanos, sino los Beneficios económicos (el Mercado) siendo, pues, la enfermedad humana un medio para su fin (cosa bastante peligrosa). Nos hemos acostumbrado, mediante la propaganda, a tomar medicamentos a la mínima contrariedad sin cuestionarnos la eficacia real de éstos y perdiendo por completo toda la confianza en el poder re-generativo de nuestro propio organismo, siempre, claro está, que se le mima, se le deja de agredir y se sigue una vida saludable.

Pensamos que el ambiente natural es una trinchera de virus y bacterias (que son de gran importancia vital) al acecho para amenazarnos constantemente. Pensamos, pues, que por defecto, no gozamos de organismos eficientes por sí mismos, cuando es la vida que seguimos, a todos los niveles, la que no es "adaptativa", ni coherente, ni saludable.

Y así, aunque tenemos la creencia de que en nuestros tiempos disfrutamos de una tecnología médica avanzada y que tenemos mucha ventaja respecto de otros tiempos históricos u otras Culturas que consideramos atrasadas tecnológicamente, han surgido una lista interminable de enfermedades nuevas, muchas de ellas cancerígenas, siendo, ahora, toda una epidemia. La esterilidad, las alergias, las recaídas constantes, la debilidad y la fragilidad, tanto psíquica como física, son cada vez más frecuentes y a más corta edad. En vez de interesarnos en parar la agresión que lo provoca (condiciones de vida en perpetuo estrés, tóxicos psíquicos, tóxicos en los alimentos, tóxicos en los fármacos y las vacunas, tóxicos en el ambiente, tóxicos de las drogas, tóxicos dentro de casi todos los productos de uso rutinario, interferencias de ondas continuamente) dispensamos todos los recursos en las investigaciones médicas convencionales para que encuentren procedimientos "extirpadores, aniquiladores o de sustitución de piezas" vinculados siempre a drogas curativas o asistenciales y poder, así, continuar nuestro ritmo sistemático de vida mal-tratando nuestro cuerpo.

No subestimemos a las brujas del cuento, pues no podemos negar que esta realidad, la de la Enfermedad, es un medio muy importante y conveniente para fines de intereses económicos de gran magnitud.
¿Sería el Hombre autónomamente sano rentable? ¿Será por ello que las medicinas no curan? destapemos el velo de los brujos... las medicinas (como prácticamente todos los productos del mercado) no buscan dar soluciones reales sino garantizar la dependencia y asegurar medios (nosotros) para otros fines (el Mercado). Un fin que debe crear necesidades para alimentarse. Cuando el Ser humano sea el fin de su Ciencia y su Cultura, saltará lo que no ha andado en 13.000 años, mas si sigue por este camino... saltará, quizás, pero a la fosa del infortunio

Más de una vez me pregunto si no es éste el precio que tenemos que pagar. Una especie animal especista, cancerígena... ¿a caso pensábamos no sufrir las consecuencias de nuestra propia agresión?

Recordando las palabras del Jefe Seatle:

Todas las cosas están estrechamente unidas. Lo que le acaece a la Tierra también les acaece a los hijos de la Tierra.”

martes, 9 de abril de 2013

Las vegan-magdalenas de la abuela!


Las vegan-magdalenas de la abuela!
Estas magdalenas se las debo a “la buela” que nos ha inspirado. Sabrosas y buenísimas... lo único malo, quizás, es lo pronto que desaparecen!... una magdalena con un trocito de chocolate, vaya merienda!
Un truquillo para que salgan esponjosas y compactas...
  • Ponemos en un bol 3 o 4 cucharadas grandes de margarina vegetal
  • Un tazón caliente de alguna leche vegetal que nos guste (al echarlo en la margarina, ésta se irá deshaciendo)
  • Un tazón de panela molida
  • Opcionalmente, podemos añadir medio vaso de bebida de soja de vainilla
  • El zumo de dos naranjas
  • Un pelín de sal
  • Un chupito de algún licor que nos guste
  • Un vaso de aceite de girasol
  • Ralladura de limón
  • Ponemos a calentar un tazón de agua y añadimos un par de cucharadas grandes de algas agar-agar. Removemos hasta que empiece a hervir y lo añadimos al bol. Esto es los que dará cohesión y firmeza a la magdalena.
  • Removemos para homogeneizar la mezcla (está buena, buena).
     

  • Añadimos harina de trigo hasta obtener la textura típica de masa de bizcocho y también la levadura de repostería.
  • También podemos añadir algo de salvado de avena para aumentar el valor nutricional.
  • Cuando ya tengamos la textura un poco trabajada, disponemos en moldes y listo para hornear!

  • Riquísimas magdalenas veganas o, si lo prefieres, una base de excelente bizcocho.. esponjoso y firme... sólo se deshacerá en tu boca!

    Si quieres un color más amarillento, añade a la mezcla un pelín de cúrcuma (sin pasarse, una pizca).
     ¿Quién dijo que comer "vegano" es comer-hierba?

jueves, 4 de abril de 2013

“Vegan-ensaladilla rusa”


Vegan-ensaladilla rusa”


Y cómo no, nosotr@s también podemos deleitarnos con una versión de ensaladilla rusa. Un plato casi crudiveg (Excepto por la base de arroz y unos vegan-frankurs de guarnición).



Una receta fácil de hacer, muy saludable y que sienta fenomenal... además está buenísimo.


  • Hervimos el arroz integral con una hoja de laurel y chorreoncito de aceite.
  • Picamos: una cebolla, medio pimiento rojo, lechuga y una porción de queso vegano.
  • Una vez el arroz esté aldente, lo ponemos en un bol, sal y añadimos la picada. Rectificamos de sal si es preciso.
  • Podemos añadir también un "atún vegano en escabeche"... le da un toque exquisito.


  • Añadimos la "Veganesa".
  • Podemos servir un par de frankfurs veganos como guarnición.

Como segundo plato. Podemos hacer una mini-coliflor verde en salsa de tomate:

  • Ponemos a hervir la coliflor.

  • Salteamos un puerro, un diente de ajo y sal.
  • Añadimos tomate natural triturado. Ponemos albahaca y rectificamos de sal si necesario.
  • Removemos y añadimos caldo del hervido de la coliflor.
  • Dejamos unos minutos, tras los cuales pasamos la coliflor ya aldente a la sartén.

  • La abrimos y la desmenuzamos un poco, le ponemos pizca de sal a la coliflor y con un cucharón la bañamos con la salsa de tomate.

Una comida completa y ligera. Sana y sin renunciar al Instante del placer culinario.