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lunes, 3 de junio de 2013

¿Veganismo innato?!



 ¿Veganismo innato?!


¿Por qué nos resulta sorprendente, tanto a vegan@s como a no vegan@s, la reacción de Luiz Antonio?



Se me ocurren sólo dos formas de acabar siendo vegan@. Por aprendizaje del contexto (familiar o cultural) o por contra-aprendizaje. Es decir, o bien aprendemos por nacer en un contexto vegano, o bien contra-aprendemos como respuesta crítica y alternativa a un contexto no-vegano. Sin embargo, ¿sería posible una respuesta vegana espontánea,reflexiva, crítica y aparentemente sin arendizaje (pues la edad de Luiz Antonio es demasiado corta para ello )? Si bien tengo mis reservas sobre la consideración de aspectos innatos de conducta por la connotación determinista implícita que agrede la libertad que nos hace morales... la reflexión y la elección de este niño, con apenas edad para ser consciente de lo que come, es, como mínimo, desconcertante.  



¿Qué somos más allá del aprendizaje, de la repetición de “lo dado”, de lo viejo que reproducimos generación tras generación?... puede que la inocente Conciencia de este niño nos pueda dar una pista, no ya de aspectos innatos sino de aspectos potenciales (universales) y de posible desarrollo propios de la Especie humana. ¿Evolución?



Sólo esa Inocencia puede permitir ver o quizás sentir lo nuevo y presente, a lo Krishnamurti, no reproducido ni aprendido. La misma Inocencia espontánea que los taoístas idealizan como sabia. Sólo esa Inocencia puede hacer preguntas nuevas. Ha visto la cabeza de un pulpo que no estaba. ¿Quién ve la cabeza ausente de un pulpo en el plato? ¿Quién va a preguntar por ella? ¿Quién puede cuestionar con toda naturalidad y sin pre-juicio, la "naturalidad cultural" de un pulpo a trozos servido en un plato?¡sólo un niñ@ podría! Se ha dado cuenta de la matanza previa sin necesidad de verla y no lo aprueba de manera simple, genuïna, natural, “clara y distinta” antes, incluso, del imperativo. Y es esa capacidad de sorprendernos como un niñ@ lo que nos hace ver algo nuevo, no porque antes no estuviese allí, pues siempre estuvo enfrente de las narices, sino porque somos incapaces de verlo bajo la espesa capa de la inercia de lo viejo.



Me recuerda las palabras del segundo Wittgenstein “no es místico cómo sea el mundo sino que sea”.



Me imagino la Evolución Humana en este sentido, más allá del intelecto o la tecnología o el desarrollo de capacidades extraordinarias... sencillamente la Conciencia, el motor previo y el im-pulso. Su manifestación genuina y temprana en este niño resulta fascinante, bien pareciera demasiado benévolo para este Mundo. ¿Serán casos aislados y fugaces en el Firmamento de nuestra existencia humana o vendrán más y más y más? jamás hubiera pensado, de todos modos, que podría llegar a ver un destello de esa evolución en esta vida! Quizás estemos más cerca de dar el paso de lo que imaginaba... quizás sólo se trata de lo que yo querría. En cualquier caso, conocerle ya es un premio al Optimismo.