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jueves, 11 de abril de 2013

Cáncer


Cáncer 
Tuve ocasión de asistir al Eco-forum que se celebró en mi ciudad a finales del año pasado y tuve la oportunidad de escuchar la ponencia de Josep Mª Mallarach (consultor ambiental y miembro de la Comisión Mundial de Àreas Protegidas, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)). Su plática iba encaminada a dar unas pinceladas de diagnosis sobre la situación verde en nuestra urbe y alrededores. Sirviéndose de parámetros y terminología actualizada, mencionó una palabra que resonó en lo más profundo de mi ser y, debo confesar, que no pude evitar pensar “ves, si ya lo decía yo” (desde la primera vez, no hace tanto, que tuve ocasión de volar en avión y ver nuestras ciudades y pueblos desde las nubes).

Al referirse a la fragmentación de los espacios naturales por el Hombre urbano (desde una perspectiva general y a nivel mundial) especificó sus efectos en el medio ambiente, expresándolo a modo de analogía, con el término: “Cáncer”.

Un elemento del conjunto que se desintegra de él (un conjunto que es un fin de fines) haciendo de todo fin a su alcance medios para sí, se excluye de su sistema natural de regulación y equilibrio para explotarlo, absorberlo, exprimirlo, comérselo, invadirlo y lo que pueda imaginar.

Esta "Libertad", esta "exclusión" (desde que somos agricultores y ganaderos) de la contingencia de las variables naturales que van en función de la necesidad del equilibrio natural, nos ha dado la posibilidad de favorecer nuestra necesidad cultural en detrimento de cualquier otra. Un lista de necesidades que hemos ido alargando, gracias a nuestra capacidad creativa, hasta límites absurdos. Y así, hemos salido (nos hemos liberado) de esta necesidad severa del Orden natural, para convertirnos en auténticos siervos de la necesidad de "crear necesidades". Es curioso cómo, en vez de aprender a gestionar esta nuestra libertad, hemos acabado siendo esclavos absolutos de nosotros mismos y de nuestros Sistemas. Y, mientras, aún podemos escuchar el eco de aquellas consignas revolucionarias, entusiastas y orgullosas, de aquellos valientes humanistas renacentistas que, aún a riesgo de su propia vida, desafiaron la Voluntad implacable de la Divina Providencia y se atrevieron a gritar y enaltecer esta condición indeterminada del Hombre. Esta libertad nuestra.

Condición que le hacía extraordinario e ilimitado. Condición que hacía posible que pudiera decidir hacer de sí mismo aquello que su imaginación y voluntad deseara ... pues bien ... así hemos decidido. Es cierto que el límite de la imaginación y la Libertad no entiende de paradojas ... nos quedaremos, pues, perplejos ante semejante triste patetismo.

Desde esta perspectiva de exclusión (de libertad), te das cuenta que no hemos sabido (ni sabemos) cómo intervenir respecto a este orden natural. No sabemos cómo podríamos hacernos un lugar dentro de él. Es decir, o bien deberíamos estar "dentro-integrados", o bien del todo fuera para no romper un equilibrio que supera nuestra sabiduría.

Probablemente, lo que deberemos acabar haciendo es adquirir esa sabiduría que nos haga "Maestros" de verdad.

Volver atrás y tener una Cultura del todo integrada en el orden natural (nomadismo y recolección) es del todo imposible. Somos una Especie fuera de control y masificada, hace tiempo ya pasamos el punto de no retorno y sería ya imposible para la Tierra poder re-absorbernos dentro de su Orden. Significaría, también, en gran medida, renunciar a nuestro potencial de capacidad creativa (y ¿cómo evitar que una semilla llegue a ser un gran roble?).

El problema no está en nuestro Poder creativo, sino en cómo lo usamos, en nuestra actitud ante esta Fuerza.

El problema no está en nuestra capacidad y potencial para hacer crecer una zanahoria donde no habría nunca crecido o para llegar a clonar la vida misma o manipular los genes o manipular la energía nuclear (¿imaginamos a un niño pequeño haciendo una crema flameada?). El poder científico no es el problema, forma parte de nosotros mismos y tal como crece un árbol, nosotros no podemos dejar de crear/destruir o descubrir.

El problema es que hemos desvinculado totalmente esta capacidad, esta Fuerza, de la sabiduría. Hemos hecho Ciencia y Cultura de manera fragmentaria y bajo intereses particulares ajenos, incluso, a nosotros mismos.

Esto queda en evidencia, por ejemplo, en nuestra medicina. Muchos antibióticos y fármacos curan ciertas infecciones pudiendo dañar, sin embargo, otros sistemas del organismo. Esto ocurre porque son fruto de investigaciones fragmentarias (en el espacio y también en el tiempo). Desde la modernidad del método científico, extirpamos muestras, las aislamos en laboratorio y enfocamos aquí todas las preguntas y todas las respuestas ...¿cómo son, sin embargo, de ajustadas o coherentes si en la Existencia no se dan sistemas aislados?

Encontramos, pues, una medicina sin sabiduría que más que curar, propiamente dicho, favorece la enfermedad crónica. Es verdad que salva vidas y evita que nos muramos de una "bronquitis" (por poner un ejemplo), pero la necesidad de esta intervención es cada vez más frecuente y hace que nuestros cuerpos ya no respondan por sí mismos y dependan de un suministro externo-químico casi continuo y permanente.

Más que alargar la vida, pues, alargan la enfermedad para que no llegue a su consecuencia mortal (esto no es curar) y nos acostumbramos a seguir tratamientos medicinales crónicos físicos o psíquicos de manera normalizada y cada vez a más corta edad.

Hoy día el mal llamado sistema de Salud se asienta sobre la premisa de la enfermedad por defecto. Se asienta en la premisa de organismos inapropiados e inadaptados. De ahí el temor constante a la enfermedad, de ahí los programas absolutamente desmesurados (desde mi opinión) de prevención, revisión y vacunación. En nuestro desarrollo debemos ir al médico por defecto, delegando todo conocimiento y toda responsabilidad de nuestra propia salud y cuerpo. Debemos ir al médico para comprobar y forzar algo que, de hecho, debería ser lo natural... estar sano. Sin embargo, no es, quizás, reprochable que un sistema de salud se preocupe tanto por nosotros. Visto desde la inocencia y la ingenuidad resulta hasta encomiable y entrañable ... lo realmente grave es que los cuentos de hadas siempre esconden brujas...

Hoy en día vamos a buscar el pan y vamos a la farmacia con la misma asiduidad lo que favorece una Industria que, seamos realistas, no tiene como fin la salud de los Humanos, sino los Beneficios económicos (el Mercado) siendo, pues, la enfermedad humana un medio para su fin (cosa bastante peligrosa). Nos hemos acostumbrado, mediante la propaganda, a tomar medicamentos a la mínima contrariedad sin cuestionarnos la eficacia real de éstos y perdiendo por completo toda la confianza en el poder re-generativo de nuestro propio organismo, siempre, claro está, que se le mima, se le deja de agredir y se sigue una vida saludable.

Pensamos que el ambiente natural es una trinchera de virus y bacterias (que son de gran importancia vital) al acecho para amenazarnos constantemente. Pensamos, pues, que por defecto, no gozamos de organismos eficientes por sí mismos, cuando es la vida que seguimos, a todos los niveles, la que no es "adaptativa", ni coherente, ni saludable.

Y así, aunque tenemos la creencia de que en nuestros tiempos disfrutamos de una tecnología médica avanzada y que tenemos mucha ventaja respecto de otros tiempos históricos u otras Culturas que consideramos atrasadas tecnológicamente, han surgido una lista interminable de enfermedades nuevas, muchas de ellas cancerígenas, siendo, ahora, toda una epidemia. La esterilidad, las alergias, las recaídas constantes, la debilidad y la fragilidad, tanto psíquica como física, son cada vez más frecuentes y a más corta edad. En vez de interesarnos en parar la agresión que lo provoca (condiciones de vida en perpetuo estrés, tóxicos psíquicos, tóxicos en los alimentos, tóxicos en los fármacos y las vacunas, tóxicos en el ambiente, tóxicos de las drogas, tóxicos dentro de casi todos los productos de uso rutinario, interferencias de ondas continuamente) dispensamos todos los recursos en las investigaciones médicas convencionales para que encuentren procedimientos "extirpadores, aniquiladores o de sustitución de piezas" vinculados siempre a drogas curativas o asistenciales y poder, así, continuar nuestro ritmo sistemático de vida mal-tratando nuestro cuerpo.

No subestimemos a las brujas del cuento, pues no podemos negar que esta realidad, la de la Enfermedad, es un medio muy importante y conveniente para fines de intereses económicos de gran magnitud.
¿Sería el Hombre autónomamente sano rentable? ¿Será por ello que las medicinas no curan? destapemos el velo de los brujos... las medicinas (como prácticamente todos los productos del mercado) no buscan dar soluciones reales sino garantizar la dependencia y asegurar medios (nosotros) para otros fines (el Mercado). Un fin que debe crear necesidades para alimentarse. Cuando el Ser humano sea el fin de su Ciencia y su Cultura, saltará lo que no ha andado en 13.000 años, mas si sigue por este camino... saltará, quizás, pero a la fosa del infortunio

Más de una vez me pregunto si no es éste el precio que tenemos que pagar. Una especie animal especista, cancerígena... ¿a caso pensábamos no sufrir las consecuencias de nuestra propia agresión?

Recordando las palabras del Jefe Seatle:

Todas las cosas están estrechamente unidas. Lo que le acaece a la Tierra también les acaece a los hijos de la Tierra.”

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