Cáncer
Tuve
ocasión de asistir al Eco-forum que se celebró en mi ciudad a
finales del año pasado y tuve la oportunidad de escuchar la ponencia
de Josep Mª Mallarach (consultor ambiental y miembro de la Comisión
Mundial de Àreas Protegidas, de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN)). Su plática iba encaminada a
dar unas pinceladas de diagnosis sobre la situación verde en nuestra
urbe y alrededores. Sirviéndose de parámetros y terminología
actualizada, mencionó una palabra que resonó en lo más profundo de
mi ser y, debo confesar, que no pude evitar pensar “ves, si ya lo
decía yo” (desde la primera vez, no hace tanto, que tuve ocasión
de volar en avión y ver nuestras ciudades y pueblos desde las
nubes).
Al
referirse a la fragmentación de los espacios naturales por el Hombre
urbano (desde una perspectiva general y a nivel mundial) especificó
sus efectos en el medio ambiente, expresándolo a modo de analogía,
con el término: “Cáncer”.
Un
elemento del conjunto que se desintegra de él (un conjunto que es un
fin de fines) haciendo de todo fin a su alcance medios para sí, se
excluye de su sistema natural de regulación y equilibrio para
explotarlo, absorberlo, exprimirlo, comérselo, invadirlo y lo que
pueda imaginar.
Esta "Libertad", esta
"exclusión" (desde que somos agricultores y ganaderos) de
la contingencia de las variables naturales que van en función de la
necesidad del equilibrio natural, nos ha dado la posibilidad de
favorecer nuestra necesidad cultural en detrimento de cualquier otra. Un lista de necesidades que
hemos ido alargando, gracias a nuestra capacidad creativa, hasta
límites absurdos. Y así, hemos salido (nos hemos liberado) de esta
necesidad severa del Orden natural, para convertirnos en auténticos
siervos de la necesidad de "crear necesidades". Es curioso
cómo, en vez de aprender a gestionar esta nuestra libertad, hemos
acabado siendo esclavos absolutos de nosotros mismos y de nuestros
Sistemas. Y, mientras, aún podemos escuchar el eco de aquellas consignas
revolucionarias, entusiastas y orgullosas, de aquellos valientes
humanistas renacentistas que, aún a riesgo de su propia vida,
desafiaron la Voluntad implacable de la Divina Providencia y se
atrevieron a gritar y enaltecer esta condición indeterminada del
Hombre. Esta libertad nuestra.
Condición
que le hacía extraordinario e ilimitado. Condición que hacía
posible que pudiera decidir hacer de sí mismo aquello que su
imaginación y voluntad deseara ... pues bien ... así hemos
decidido. Es cierto que el límite de la imaginación y la Libertad
no entiende de paradojas ... nos quedaremos, pues, perplejos ante
semejante triste patetismo.
Desde
esta perspectiva de exclusión (de libertad), te das cuenta que no hemos sabido (ni
sabemos) cómo intervenir respecto a este orden natural. No sabemos
cómo podríamos hacernos un lugar dentro de él. Es decir, o bien
deberíamos estar "dentro-integrados", o bien del todo
fuera para no romper un equilibrio que supera nuestra sabiduría.
Probablemente, lo que deberemos acabar haciendo es adquirir esa sabiduría que nos haga "Maestros" de verdad.
Volver atrás y
tener una Cultura del todo integrada en el orden natural (nomadismo y
recolección) es del todo
imposible. Somos una Especie fuera de control y masificada, hace
tiempo ya pasamos el punto de no retorno y sería ya imposible para
la Tierra poder re-absorbernos dentro de su Orden. Significaría,
también, en gran medida, renunciar a nuestro potencial de capacidad
creativa (y ¿cómo evitar que una semilla llegue a ser un gran
roble?).
El problema no está en nuestro Poder creativo, sino en cómo lo usamos, en nuestra actitud ante esta Fuerza.
El problema no está en nuestra capacidad y potencial para hacer crecer una zanahoria donde no habría nunca crecido o para llegar a clonar la vida misma o manipular los genes o manipular la energía nuclear (¿imaginamos a un niño pequeño haciendo una crema flameada?). El poder científico no es el problema, forma parte de nosotros mismos y tal como crece un árbol, nosotros no podemos dejar de crear/destruir o descubrir.
El problema es que hemos desvinculado totalmente esta capacidad, esta Fuerza, de la sabiduría. Hemos hecho Ciencia y Cultura de manera fragmentaria y bajo intereses particulares ajenos, incluso, a nosotros mismos.
Esto queda en evidencia, por ejemplo, en nuestra medicina. Muchos antibióticos y fármacos curan ciertas infecciones pudiendo dañar, sin embargo, otros sistemas del organismo. Esto ocurre porque son fruto de investigaciones fragmentarias (en el espacio y también en el tiempo). Desde la modernidad del método científico, extirpamos muestras, las aislamos en laboratorio y enfocamos aquí todas las preguntas y todas las respuestas ...¿cómo son, sin embargo, de ajustadas o coherentes si en la Existencia no se dan sistemas aislados?
Encontramos,
pues, una medicina sin sabiduría que más que curar, propiamente
dicho, favorece la enfermedad crónica. Es verdad que salva vidas y
evita que nos muramos de una "bronquitis" (por poner un
ejemplo), pero la necesidad de esta intervención es cada vez más
frecuente y hace que nuestros cuerpos ya no respondan por sí mismos
y dependan de un suministro externo-químico casi continuo y
permanente.
Más
que alargar la vida, pues, alargan la enfermedad para que no llegue a
su consecuencia mortal (esto no es curar) y nos acostumbramos a
seguir tratamientos medicinales crónicos físicos o psíquicos de
manera normalizada y cada vez a más corta edad.
Hoy día el mal llamado sistema de Salud se asienta sobre la premisa de la enfermedad por defecto. Se asienta en la premisa de organismos inapropiados e inadaptados. De ahí el temor constante a la enfermedad, de ahí los programas absolutamente desmesurados (desde mi opinión) de prevención, revisión y vacunación. En nuestro desarrollo debemos ir al médico por defecto, delegando todo conocimiento y toda responsabilidad de nuestra propia salud y cuerpo. Debemos ir al médico para comprobar y forzar algo que, de hecho, debería ser lo natural... estar sano. Sin embargo, no es, quizás, reprochable que un sistema de salud se preocupe tanto por nosotros. Visto desde la inocencia y la ingenuidad resulta hasta encomiable y entrañable ... lo realmente grave es que los cuentos de hadas siempre esconden brujas...
Hoy
en día vamos a buscar el pan y vamos a la farmacia con la misma
asiduidad lo que favorece una Industria que, seamos realistas, no
tiene como fin la salud de los Humanos, sino los Beneficios económicos
(el Mercado) siendo, pues, la enfermedad humana un medio para su fin
(cosa bastante peligrosa). Nos hemos acostumbrado, mediante la
propaganda, a tomar medicamentos a la mínima contrariedad sin
cuestionarnos la eficacia real de éstos y perdiendo por completo
toda la confianza en el poder re-generativo de nuestro propio
organismo, siempre, claro está, que se le mima, se le deja
de agredir y se sigue una vida saludable.
Pensamos
que el ambiente natural es una trinchera de virus y bacterias (que
son de gran importancia vital) al acecho para amenazarnos
constantemente. Pensamos, pues, que por defecto, no gozamos de
organismos eficientes por sí mismos, cuando es la vida que seguimos,
a todos los niveles, la que no es "adaptativa", ni
coherente, ni saludable.
Y
así, aunque tenemos la creencia de que en nuestros tiempos
disfrutamos de una tecnología médica avanzada y que tenemos mucha
ventaja respecto de otros tiempos históricos u otras Culturas que
consideramos atrasadas tecnológicamente, han surgido una lista
interminable de enfermedades nuevas, muchas de ellas cancerígenas,
siendo, ahora, toda una epidemia. La esterilidad, las alergias, las
recaídas constantes, la debilidad y la fragilidad, tanto psíquica
como física, son cada vez más frecuentes y a más corta edad. En
vez de interesarnos en parar la agresión que lo provoca (condiciones
de vida en perpetuo estrés, tóxicos psíquicos, tóxicos en los
alimentos, tóxicos en los fármacos y las vacunas, tóxicos en el
ambiente, tóxicos de las drogas, tóxicos dentro de casi todos los
productos de uso rutinario, interferencias de ondas continuamente)
dispensamos todos los recursos en las investigaciones médicas
convencionales para que encuentren procedimientos "extirpadores,
aniquiladores o de sustitución de piezas" vinculados siempre a
drogas curativas o asistenciales y poder, así, continuar nuestro
ritmo sistemático de vida mal-tratando nuestro cuerpo.
No
subestimemos a las brujas del cuento, pues no podemos negar que esta
realidad, la de la Enfermedad, es un medio muy importante y conveniente para fines de
intereses económicos de gran magnitud.
¿Sería
el Hombre autónomamente sano rentable? ¿Será por ello que las medicinas no curan? destapemos el velo de los brujos... las medicinas (como prácticamente todos los productos del mercado) no buscan dar soluciones reales sino garantizar la dependencia y asegurar medios
(nosotros) para otros fines (el Mercado). Un fin que debe crear necesidades para alimentarse. Cuando el Ser humano sea el fin de su
Ciencia y su Cultura, saltará lo que no ha andado en 13.000 años,
mas si sigue por este camino... saltará, quizás, pero a la fosa del
infortunio
Más
de una vez me pregunto si no es éste el precio que tenemos que pagar.
Una especie animal especista, cancerígena... ¿a caso pensábamos no
sufrir las consecuencias de nuestra propia agresión?
Recordando
las palabras del Jefe Seatle:
“Todas
las cosas están estrechamente unidas. Lo que le acaece a la Tierra
también les acaece a los hijos de la Tierra.”
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