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miércoles, 6 de marzo de 2013

"Tres Miradas" de Alessandro Zara

 "Tres Miradas" de Alessandro Zara


Un bonito cuento para compartir y reflexionar sobre el precio de la Tradición. 
 
Sea cual sea la cultura, la tradición es más poderosa que cualquier arma. Todo puede ser justificable si es “tradicional”. La Tradición aporta a los individuos una verdad asumida y axiomatizada, lo cual no significa que sea Verdad, sin embargo, poco importa ese detalle.
Pero, ¿por qué?

Valiéndonos de las palabras del filósofo teórico D. Sánchez Meca, cuya obra es de obligada referencia, podemos obtener algunas posibles pistas para responder a esta pregunta.
Según Dilthey (fundador del historicismo), en su investigación hermeneútica, las formas de expresión que dominan la vida humana constituyen el primer paso de auto-afirmación, de auto-conocimiento. Es decir, estas formas de expresión dadas ofrecen el primer objeto desde el cual pueda surgir el sujeto, el Individuo. En el lenguaje, en las costumbres, en las normas jurídicas, el individuo está ya siempre elevado por encima de su particularidad. Las grandes comunidades éticas representan un punto fijo dentro del cual se comprende a sí mismo frente a la fluída contingencia de sus movimientos subjetivos. Por ello, la entrega a objetivos comunes, la dedicación a una actividad para la comunidad “libera al hombre de la particularidad y de lo efímero”.
Ya sea desde un punto de vista objetivista, como el de Dilthey, o trascendental como el de Husserl o desde la coimplicación o pertenencia recíproca de sujeto y objeto como el de Heidegger, la unidad de la corriente vivencial, la corriente vital y expresiva a la cual pertence el individuo, es previa y determinante frente a la individualidad de las vivencias. En su “Ser y Tiempo”, Heidegger, muestra cómo a partir de la temporalidad del ser-ahí, situado e integrado en un Horizonte bien determinado, el pensamiento debe tomar conciencia del sentido del ser mismo.
Podemos atisbar en estas reflexiones una pequeña muestra del alcance de la Tradición en el Ser mismo como individuos.
Sin embargo según Adorno, que defiende la dialéctica de ser (desde lo dado) y pensar (críticamente lo dado) como arma de combate frente a la razón dominante, quien decide la verdad de la teoría no es la exactitud formal o la adecuación a un estado de cosas, sino la capacidad para situarse polémicamente frente a la realidad.
Es desde ese posicionamiento crítico y polémico cuando podemos valorar, en un esfuerzo objetivo, las conductas tradicionales. Cuando la tradición nos integra en sus redes, nos proporciona un mundo de significados desde donde poder desarrollarnos como individuos humanos. Pero cuando esa integración te convierte en un mero actor, en una mera antena de repetición, la vivencia deja de ser propia, nos aliena y pasamos a convertirnos en simples instrumentos que interpretan partituras compuestas por el tiempo histórico y la inercia del Pasado. Y lo hacemos a cualquier precio y por encima de todo. Tal como Krishnamurti reiteraba, en semejante estado de ser, atrofiamos la capacidad de ver , experimentar, vivir “lo Nuevo” y perdemos la oportunidad de componer nuestra propia Obra.
Pero sólo el futuro llorará a las víctimas de la tradición y, mientras, la lucha se presenta ardua y difícil. Desvanecer esas formas culturales y relegarlas al Pasado irracional de la Historia no es cualquier cosa, más cuando son desde esas mismas formas de donde debe surgir esa lucha, esa crítica y ese rechazo, en contra de cualquier intervencionismo.
Y así tocan al mismo son las madres que ablacionan a sus hijas en un abrazo tradicional, tal como en su día ellas lo sufrieron. 
Y así se tiraban las viudas a la pirra crematoria de sus difuntos esposos que la tradición encendía también para ellas. 
Y así modelaba la tradición los pies de las niñas, rompiendo sus huesos y tras largos años de dolor y sufrimiento.
Y así  castra la Tradición a la Inocencia.
Bien pareciera que el semblante de la Inocencia arrebatada y traicionada, tiene siempre la misma mirada.



 ¿Qué se supone que tenga que hacer aquí?

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