¡Vaya
migas tienen estas Migas!…
de garbanzos
“Las Vegan-a-Migas”
“Las Vegan-a-Migas”
Las llamaré así en honor al Veganismo y a la generosidad implícita en las Migas que, como "maná del cielo", ofrecen abundancia donde much@s no ven más que miseria. Nos recuerdan valores que, en nuestros días, carecen ya de significado. Si nos paramos un Instante en recordar la historia y el origen humilde de la Migas, comprenderemos el valor que guardan, la sencillez de comer bien y completo. La alegría de comer muchos con poco. El valor de la verdadera Mesa.
Y tienen migas porque es verdad aquello de... “a veces los errores acaban siendo
aciertos”.
De hecho, algunos de los grandes inventos de la historia surgieron de
forma inesperada, por accidente, error o a través de búsquedas
dirigidas a otros objetivos.
Por curiosidad, y si creemos en las casualidades y la ingenuidad
histórica, podemos citar la Penicilina, fruto de un descuido
de Fleming en laboratorio. El refresco de Cola cuando el
farmacéutico John Pemberton trabajaba en un medicamento para atacar
el dolor de cabeza y por error mezcló varios ingredientes (que hasta
la fecha son secretos) dando origen a esta bebida, la cual únicamente
se comercializó en farmacias por ocho años para después venderse
como refresco (vaya...para que nos demos cuenta de dónde viene... así que también sirve para desatascar tuberías). Las
patatas chips cuando el chef George Crum en 1853 para fastidiar
a un cliente que siempre se quejaba de que sus patatas fritas eran
demasiado gruesas, las partió del grosor de un papel y las frió
hasta que crujían. No hace falta decir que el comensal no pudo
comerse solo una. Una mera casualidad nos trajo, también, el
horno de microondas (que a mí, personalmente, me parece
desaconsejable, “doy fe” que se puede vivir sin él). Tiene su
origen en una fábrica de radares de Estados Unidos. Todo comenzó
cuando uno de los empleados de la Raytheon se dio cuenta de que el
chocolate que tenía en el bolsillo se estaba derritiendo cuando
estaba frente a una válvula de radar. Mandó traer entonces una
bolsa de maíz de la que obtuvo palomitas y fue así como se dio cuenta
que las microondas producidas por la válvula servían para cocer
rápidamente los alimentos. El Caucho vulcanizado se lo
debemos a Charles Goodyear que trabajaba en un método que le ayudara
a hacer el plástico más resistente al calor y frío, sin embargo,
todos sus experimentos habían resultado fallidos. Un día derramó
una mezcla de caucho, azufre y plomo en una estufa caliente, lo que
originó una mezcla tan resistente que actualmente se usa en
neumáticos, zapatos y discos de hockey. La Viagra, al
parecer, no fue buscada, surgió inesperadamente cuando a
unos trabajadores galeses de Merthyr Tydfil en 1992, ofreciéndose de
“cobayas” durante unas pruebas efectuadas con una nueva droga
contra la angina de pecho, les surgieron unos efectos secundarios que
desafiaban la gravedad (uno ya se puede imaginar el cachondeo en la empresa...).
Pero vaya, nada que ver tienen estas Migas con semejantes
revoluciones...simplemente, surgieron un buen día que me dispuse,
por primera vez, a hacer faláfel de garbanzos (al que dedicaremos
otra entrada) con tremendo fracaso. La cosa fue que, además de hacer
algunas modificaciones a mi gusto (como siempre hago), me olvidé de
la harina y al freír las porciones se desmontaron y se desparramaron
por toda la sartén. Siendo siempre positiva, no estaba dispuesta a
echar a perder la comida del día, así que seguí removiendo aquel
“revoltijo” informe de pasta de garbanzos para que no se
quemara... olía de maravilla, saliese lo que saliese no iba a estar
malo (total, una vez te introduces en la boca un trozo de faláfel y
empiezas a triturarlo es lo mismo!, pensaba yo para consolarme). Al
final, aquéllo de la sartén se acabó tostando... y cuando lo
presenté y me preguntaron “ummmmm vuele muy bien ¿qué es?”,
respondí con toda la naturalidad del mundo, por lo evidente
..."migas de garbanzos... buenísimas oye!"... y todos tan a-migos... en fin, ¡un éxito! hasta la fecha hago más a menudo estas
migas que el faláfel!
Por lo que he contado, ya os podréis hacer una idea de cómo se
hacen, pero lo especifico como sigue:
- Ponemos a hervir en una cazuela los garbanzos que hemos tenido previamente en remojo toda la noche. Los hervimos con un par de hojas de laurel y chorreoncito de aceite de oliva.
- Cuando estén bien tiernos, los ponemos en un bol.
- Aplastamos bien los garbanzos con un tenedor.
- Cuando ya tengo la masa de garbanzos, yo, particularmente, le añado: Unas cucharadas de harina de avena, una cda. de sal (al gusto), 3 ó 4 dientes de ajo picados, perejil, albahaca o cilantro y pan rallado (la mitad, más o menos, de la cantidad de garbanzos).
- Añado alguna leche vegetal para conseguir una mezcla bien uniforme, compacta y cohesionada. La leche vegetal (de almendras, de avena, de alpiste, de espelta...) además de añadir un valor nutricional importante, hace que el pan se hinche y resulte más meloso y sabroso cuando se haga al fuego.
- Una vez hecha la masa, la vertemos tal cual en una sartén con aceite de oliva.
- Ahora, simplemente se trata de seguir el procedimiento de hacer “Migas” (de harina o pan). Con paciencia se va removiendo y desmenuzando, vigilando que no se quemen y se vayan tostando poco a poco. Nos podemos ayudar añadiendo un pelín más de aceite de oliva si lo consideramos oportuno. El tiempo que requieren para tostarse es mucho menor que el de las migas convencionales (si sirve de consuelo) así que, no tardaréis mucho en obtener algo así:
- Opcionalmente, podemos saltear unos trozos de este embutido vegano.
- Y lo añadimos a las Migas. Aportan un sabor rico, rico.Normalmente, las Migas (de harina o pan) se acompañan de alguna fruta u hortaliza fresca y jugosa para compensar la “sequedad” del plato y añadir un toque dulce. Es típico acompañarlo con pimientos verdes fritos y con melón, por ejemplo, la combinación es de una una exquisitez incomparable. Pero las posibilidades son muchísimas y se combina de múltiples formas (granadas, mandarinas, uvas...).Las Migas de garbanzos no iban a ser menos... la Huerta no me trae pimientos verdes... pero me está trayendo unos calabacines estupendos y, aunque no estamos en temporada de melones hasta el verano, podemos servir las Migas con esas naranjas maravillosas de Valencia y con jugosos pepinos. Fantástico!
En fin, no podemos concluir sin mencionar el valor nutricional de
este plato. Destaca su aporte proteico en cantidad y en calidad por
la combinación de la legumbre y el cereal, además de un importante
contenido en hidratos de carbono, fitoesteroles y fibra. En cuanto a
los minerales, destacan altas dosis de potasio, fósforo, magnesio y
calcio y, en menor cantidad, sodio, hierro y zinc. Es un plato
super-energético (calorías buenas) y, como es habitual en la cocina vegana... poca grasa (la justa y necesaria)... Una
gozada de Instante!!
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