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domingo, 20 de enero de 2013

¿Quién es Quico Barranco de Madre Tierra?




Desde sabidurías antiguas el Hombre ha tenido interés por las formas “puras”, las formas que materializan las matemáticas. Podemos tener ya alguna referencia de usos geométricos en Sumeria y Egipto. También es de gran interés la geometría védica (de la India) , China y el desarrollo tan importante de las matemáticas, en general, a lo largo de la Cultura Griega Clásica.



Por ser estas formas fruto de la abstracción pura, la matemática, han tenido desde siempre una consideración “cuasi mágica”. Tal cosa se refleja desde antiguo a lo largo y ancho de nuestras culturas, a saber, la geometría artística Precolombina, en la Oceanía primitiva, en la África aborigen.



Un ejemplo de esta faceta mística de las Formas lo encontramos, por ejemplo, en la escuela mistérica de los Pitagóricos o en el fascinante libro del I Ching (libro de los cambios).



La Cultura árabe fue Maestra en el desarrollo de la matemática y ya en la Edad Media, la Escolástica guardó celosamente conocimientos y misterios.



Esta consideración mágica de las relaciones numéricas con el Mundo físico, con la Realidad, con los Elementos, con las Transformaciones tuvo un nombre en la Edad Media, a saber, La Alquimia. En la Alquimia medieval los sabios eran los magos, la Ciencia era Magia (el Misterio) en busca de la Razón (la comprensión y la explicación) entre la Tierra y el Cielo, entre lo Pequeño y lo Grande, entre lo Visible y lo Invisible. Y todavía en la revolución Renacentista, Giordano Bruno escribirá "El Sello de los Sellos", una de sus obras menos conocidas y más hermética de significativo contenido geométrico-mágico.



Estos conocimientos restringidos para unos pocos se escondían entre la superficialidad y el temor de las superchería religiosa y popular. Una situación insufrible para los sabios venideros. Y así, el gran mérito aplaudido por la rigidez Intelectual de la Modernidad fue alumbrar una Ciencia “limpia” de cualquier connotación mistérica o mágica. Se cimentaron las bases del Método matemático-experimental y así Galileo, abanderó las matemáticas y la geometría como el lenguaje en el que el Universo está escrito...pero desde otra perspectiva muy diferente. A través del rigor de un método experimental, aislando causas y efectos repetibles que permitiesen conclusiones inductivas contrastables. Y así como Bacon buscaba todavía “las formas” a través de este método, Galileo se limita a determinar las relaciones fenoménicas más simples matemáticamente determinables, es decir, simplemente establecer correspondencia entre los fenómenos y su traducción matemática. El fin ya no es explicar los fenómenos sino establecer su lógica matemática, comprender ya no es la búsqueda de sus “por qués”, ni la comprensión del Sentido de las causas y los efectos (el Sentido no es relevante) simplemente la traducción relacional matemática de la física. Se limita a una mera función descriptiva.



Con Galileo la “Magia” y la “Filosofía” fueron a parar al “trastero” del Museo de la Ciencia Moderna. El modelo mecanicista fue poniendo en “fila” a todas las ramificaciones de la Ciencia y su desarrollo. El Misterio se aletargó entonces dentro de las“cuevas” de textos antiguos religiosos y filosóficos a la espera de mejores Tiempos de comprensión y disposición.



Y es así que los modelos paradigmáticos mecanicistas se han visto cada vez más limitados e insuficientes para poder entender las profundidades últimas de los fenómenos. Y es así que la evolución de la Ciencia física volvió a interesarse por las “formas”, por la comprensión y la explicación del Universo, para buscar esa coherencia elemental entre lo más grande y lo más pequeño... y “mira tú por dónde” empezaron a atisbar cierto paralelismo entre los resultados de estas investigaciones y cierto Conocimiento dormido entre las malezas del Tiempo y sus Palabras.



En nuestros días, a medida que un nuevo Paradigma científico va haciéndose camino penosamente pero con contundencia, nos vamos acostumbrando a valorar el Misterio de lo visible y lo invisible. Un Misterio que no quiere dogma ni superstición sino que desea ser aprehendido y comprendido. Una comprensión que busca una Explicación y un Sentido.



Desde esta “renacida” perspectiva, tenemos en cuenta la sutileza del falso Vacío que “habla” y hace “vibrar”, el Sentido de las Formas y la Energía. Sólo desde esta perspectiva podemos apreciar la amplitud de la Ecología y de su Arte

Y es así que la Ciencia ha vuelto a considerar como objeto de investigación cuantificable variables emocionales como las del cariño, la armonía, la Integración en la mejora o deterioro de los frutos y los seres en una relación mutua. La “Magia” vuelve, pero no para perderse en el mundo de la fantasía o la Superstición barata, fácil y superficial, sino para abrirnos, de nuevo, nuevos Horizontes de Comprensión.




Sólo desde esta perspectiva podemos apreciar la sabiduría que encierran las palabras de Quico Barranco en su “Camino en el huerto”;



En un Huerto Jardín

Tu Mente fluye como el agua del riego

y tu Corazón adquiere un ritmo sosegado,

como el abrir y cerrar de una flor.



Un Huerto Jardín hace que

tu Centro Emocional sea un fruto amoroso,

que tus Ojos perciban,

vean la luz espiritual del tomate o la salvia.



En un Huerto Jardín

tu Nariz aspira olores

que bajan a tus pulmones,

calmando la ansiedad,

y se activa la sensibilidad creativa

a través de tus Manos,



Un Huerto Jardín

permite que tus Pies reciban

la fuerza telúrica del útero de la Madre Tierra,

armonizando tu energía femenia y masculina,

y que tu Cuerpo,

a través de los poros de la Piel,

perciba la energía vibracional,

como la perciben las plantas cercanas a ti.



Y todo ello hace que tu camino

en el Huerto Jardín Vibracional

sea una camino con Corazón.



¡Feliz cosecha!”

Quico Barranco



Os animo a interesaros por Quico, por sus Conocimientos y Experiencia, por su Trabajo, por la belleza suya y la de sus Semillas. Su forma de entender un Huerto es la forma de entender un Universo.



Feliz Instante!

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